En mayo de 2017 un grupo de personas del barrio El Martillo lo convirtió en zona de guerra. El crimen de un menor desató una cacería que terminó con el presunto homicida muerto y con el asesinato de otro adolescente. La causa llegará a juicio recién el año próximo bajo circunstancias especiales.
Por Fernando del Rio
La causa judicial por la matanza del barrio El Martillo, aquel episodio sangriento ocurrido en mayo de 2017 en el que un hombre fue linchado por una turba que lo acusó de balear a dos menores que murieron poco después, terminará desdoblada en dos juicios, uno bajo el sistema de jurado popular y otro de tribunal colegiado.
Serán cinco las personas que afrontarán el juzgamiento por uno sólo de los homicidios, el del linchado Nelson Alderete (24), a quien se le atribuyen las dos víctimas restantes de la matanza de El Martillo, Brian Falcato (17) y Francisco Chávez (15). Con la muerte de Alderete se extinguió toda acción penal por los otros dos crímenes.
El otro asesinato vinculado a este hecho, el de Matías Moyano (31), y que fue el desencadenante de toda la locura desatada en El Martillo no pudo ser esclarecido y ya fue archivado por la Justicia.
Mariano Ivan Lescano, María Belén Palavecino y Javier Alberto Falcato serán juzgados en la segunda mitad del año 2019 por un juicio por jurados, ya que sus defensas prefirieron esa modalidad, mientras que Alexis Juárez y Angel “Baggio” Chávez (protagonista de una increíble fuga) lo harán por el Tribunal en lo Criminal N°3, también a fines del año próximo.
La historia tiene aún muchos puntos oscuros y a la instancia de juicio oral se llega con dudas, incluso con la imposibilidad de tener claras algunas cuestiones centrales las que, con suerte y voluntad de los testigos, podrán perfilarse hasta transformarse en certeza.
Primera venganza
Los jurados y los jueces deberán determinar si los hechos, tal como lo asegura la fiscalía y lo refrenda la Justicia de Garantías, sucedieron así:
El 30 de abril de 2017, un interno de la Unidad XV de Batán, Matías Moyano (31), se dirigió hasta el portal de la cárcel para disfrutar de sus salidas transitorias. Cumplía una pena por robo calificado pero tenía en su historia personal una larga lista de delitos cometidos. Y por uno de ellos rondaba el fantasma de la venganza: en noviembre de 2012 habían matado a un “pata” suyo llamado Martín “Martincito” Sotelo (18), en el fallido intento de asalto al chofer de una camioneta en la villa de Paso con un cómplice. El conductor disparó contra Sotelo y lo mató.
Moyano siguió en el delito y entonces sí cayó por otro robo y lo condenaron. Esa pena estaba cumpliendo en abril de 2017 cuando salió de la cárcel y subió a la moto de su novia para regresar a la casa de sus familiares en el barrio El Martillo. Apenas habían hecho algunos kilómetros sobre la misma ruta 88 cuando se les puso a la par otra moto, desde donde lo acribillaron. Moyano murió en el acto.
Su familia lloró su muerte en los días que siguieron y uno de sus mejores amigos, Nelson Alderete, juró vengarse. En su casa de Sicilia 7190 inició las averiguaciones para saber quién había matado a su querido amigo con quien años atrás habían llegado a Mar del Plata desde Termas de Río Hondo. Entre el 30 de abril y el domingo 7 de mayo, Alderete -según la fiscal María Isabel Sánchez- preguntó, escuchó mala información, algo de la buena, y concluyó en que a Moyano lo había matado “Chaky” Lescano.
Entonces Alderete, un joven con antecedentes penales pero no de hechos graves, se armó con una pistola 9 milímetros y con una escopeta, y a las 7 de la tarde del domingo 7 recorrió las calles hasta ver el Volkswagen Gol conducido por “Chaky”. Sus tiros no fueron precisos, fueron al “bulto”, y un proyectil terminó dando en la cabeza de Francisco Chávez (15), quien también estaba dentro del auto.
Segunda venganza
Para reconstruir los hechos los investigadores debieron trabajar con paciencia y tolerancia, ya que quienes podían brindar algo de información o eran del entorno de los vengadores o eran vecinos con temor a hablar. Sin embargo, en un inicio la fiscal María Isabel Sánchez y los policías de la DDI y de Seguridad pudieron avanzar y conseguir testimonios, algunos de ellos con reserva de identidad.
Quienes también entregaron datos fueron los parientes de Alderete y de la familia Moyano. Con todo se edificó una idea cercana a lo que sucedió y que dejó al descubierto un inframundo de delito, drogas, venganza y, por qué no, lealtad.
La Fiscalía indica, en base a testimonios, que “Chaky” Lescano llevó a Chávez al HIGA, lo dejó allí y regresó al barrio para incitar a otras personas a vengarse de Alderete. Abandonó el automóvil para montarse en una motocicleta con la que recorrió el barrio El Martillo.
Aunque el linchamiento de Nelson Alderete tiene imputados y fecha de juicios no se descartan nuevas detenciones. La complejidad del caso puede aún entregar novedades sin que eso resulte llamativo.
Mientras se coordinaba la “cacería”, Alexis Juárez fue a buscarlo pero con otras intenciones. Según la fiscalía, Juárez fue a pedirle a Alderete una pistola para defenderse de un problema que tenía en la casa. Alderete le dijo que le había pegado un tiro a alguien y Juárez le contestó que se decía eso, pero que era todo mentira. “Le vino a hacer la falsa”, dijo un testigo y para los investigadores fue parte del plan: desarmar a Alderete, quien habría entregado una mochila con armas. Este punto, como algunos otros, es inverosímil, de otro modo no se explica por qué Juárez, armado y solo con Alderete, no lo eliminó en ese instante.
Cerca de las 20.30 los vecinos del barrio El Martillo percibían un clima pesado. Nadie tenía confirmados los detalles del ataque en el que había sido herido Francisco Chávez (15), pero el rumor de la venganza crecía. Corridas, motos acelerando, algunas detonaciones lejanas, la oscuridad. El acecho.
El dato de que Alderete estaba en su casa de calle Sicilia se extendió rápidamente y hacia allí fue el grupo integrado por, según la fiscalía, todos los imputados, Brian Falcato y otras personas no identificadas.
La mujer de Alderete -hoy oculta en algún lugar del Conurbano- indicó que primero fueron a su casa y al no encontrarlo robaron todo. También incendiaron la vivienda y el automóvil Renault 12. “Baggio le disparó a mi perra”, dijo en su relato.
Brian Falcato.
Para los investigadores, Alderete se refugió en un cuarto del fondo de la casa de los hermanos de Moyano, ubicada a una cuadra de su casa. La turba con afán de linchamiento se trasladó hacia ese lugar y Alderete “arrancó” a los tiros con las armas que aún conservaba. Uno de los disparos impactó en el pecho de Brian Falcato, otro en un joven que se había acercado a curiosear y no era ni siquiera del barrio, Lautaro Olivera (18).
La primera oleada agresora fue resistida por Alderete y con el menor Falcato gravemente herido entró en suspenso. El padre del adolescente cargó a su hijo, lo llevó al HIGA y, según la imputación de la fiscal Sánchez sostenida luego por el fiscal Fernando Berlingeri, regresó al barrio. La calma momentánea apenas era un preparativo del asalto final.
La última venganza
Pasaron un par de horas hasta que nuevamente el grupo de personas, en su mayoría jóvenes, retomaron la cacería de Alderete. Esa vez llevaron más combustible, recargaron las armas y se dirigieron a la casa de los Moyano. También buscaban al “Chori” Moyano, quien ya se había escapado por los fondos.
El asalto final fue alrededor de la 1.30 de la madrugada, cuando la policía no podía ni siquiera acercarse al barrio pese a los llamados de los vecinos. Ya un patrullero había sido baleado y algunas esquinas mostraban barricadas para evitar cualquier ingreso por la fuerza.
Cuando le dieron alcance a Alderete primero lo mataron a tiros. Luego arrastraron su cuerpo a la calle y allí le efectuaron decenas de disparos que incluso le produjeron la decapitación. No conformes, los atacantes prendieron fuego el cuerpo como quien enciende un asado. Hicieron un montículo con maderas y dejaron que las llamas lo consumieran.
La autopsia reveló que la causa de la muerte de Alderete fue debida a un “shock hipovolémico seguido de carbonización casi completa de la superficie corporal” y que “falleció a consecuencia de plurales impactos de armas de fuego de proyectiles múltiples, ello debido a que dentro de su abdomen se ha procedido al hallazgo de tacos separadores y muchos perdigones. El médico legista arribó a la siguiente conclusión: “Ha recibido al menos entre 3 o 4 escopetazos en su torso; hallándose igualmente múltiples lesiones contuso-cortantes y una amputación traumática del brazo izquierdo”.
Testigos, peritos, policías e imputados deberán declarar por dos. La insensatez de permitir el desdoblamiento por la pluralidad de acusados obligará a replicar cada comparecencia o explicación científica.
Además, agregó que “presumiblemente Alderete se encontraba vivo al momento en que fuera quemado su cuerpo y en posición decúbito dorsal”. También, de la lectura del informe pericial, se destaca que “la calota craneana se habría desprendido del resto de la estructura ósea por un disparo de arma de fuego a corta distancia, sumado a la carbonización casi completa del cuerpo (entre un 90 y 95 %)”.
Para la Justicia, y pese a la férrea oposición de las defensas de cada uno de los imputados, hay prueba suficiente para convencerse de que Mariano Ivan Lescano, Javier Alejandro Falcato, María Belén Palavecino, Alexis Juárez y Angel Chávez encabezaron la “pueblada” para dar caza de Alderete, incendiarle la casa y el auto, matarlo y prender fuego su cadáver. Todos deberán responder por los mismos delitos: incendio y homicidio doblemente agravado por su comisión con ensañamiento y con el concurso premeditado de más de dos personas.
Francisco Chávez.
El próximo miércoles 3 de octubre se efectuará la audiencia en la que las partes definirán la prueba a utilizar durante el juicio a Alexis Juárez y Angel “Baggio” Chávez. El Tribunal en lo Criminal 3 los juzgará, del mismo modo que doce ciudadanos comunes lo harán con Palavecino, Falcato y Lescano.
La historia verdadera de venganzas enlazadas se conocerá durante los dos juicios. O, al menos, aquella verdad a la que pueda llegar la Justicia.